Un Caballo de Troya en el PRD Tirso Mejía-Ricart En nuestro artículo del domingo pasado pudimos demostrar que el divisionismo no es una característica exclusiva del PRD, sino que se ha dado en todas las parcelas políticas dominicanas, sobre todo cuando es favorecida por fuerzas y eventos externos. | |
Esa realidad éste es una herencia del totalitarismo trujillista y del autoritarismo balaguerista que hemos padecido, que contagió a la élite política dominicana de las generaciones siguientes. Otro factor ha sido la cultura individualista y miope, propia de la pequeña burguesía tradicional dominicana, cuya concepción maniquea y dependiente hemos padecido. Al urbanizarse el país en los últimos 50 años, el liderazgo social adoptó la sagacidad un tanto ingenua, el culto a la experiencia práctica, el enfoque simplista y el rechazo a las elucubraciones “teóricas” que son propias del hombre del campo dominicano. Antintelectualismo, pobre educación formal y política y el culto al éxito o al enriquecimiento rápido; son rasgos distintivos del liderazgo político del presente, mientras la falta de solidaridad nos deja a veces perplejos. Personalmente no creo que haya políticos corruptos o ineptos, sino grupos y organizaciones en donde el “pensar grupal” está dominado por intereses, que hace predominar el oportunismo o la miopía política, sobre el juicio sereno y la visión estratégica; donde el uso y a veces la sola demostración de riquezas, prevalecen sobre el liderazgo sano y la racionalidad. El caso del PRD de hoy consiste esencialmente en que el PLD, aprovechando las ambiciones y poco espíritu partidario del grupo que rodea al presidente del partido, lo han llevado a representar el más lamentable papel que un político puede jugar: el de Caballo de Troya de su propio partido, que les dio relevancia y carrera, para entregarlo a una comparsa que controla la mascarada democrática que padecemos, y que le arrancó a los más de dos millones de dominicanos que vieron en el PRD la única alternativa para poder superar su calamitosa situación, no obstante la brutal campaña de compra y desinformación que padecieron. Por supuesto que Vargas Maldonado está soñando si cree puede superar el repudio de los centenares de miles a quienes le arrancó la esperanza de volver al gobierno, sencillamente porque no se aceptó la extorsión de entregarle el Partido, la Vicepresidencia, la candidatura del año 2016 y la mitad de los cargos, a cambio de que él cumpliera su deber de apoyar su candidato electo democráticamente. Me pregunto si alguien en ese grupo piensa que tendrá por su ayuda otra cosa que unas migajas del poder del PLD; las que sin duda serán de corta duración por su propia naturaleza. Pero éstos no son más que simples peones de los verdaderos enemigos del pueblo y la democracia: Leonel Fernández y el Comité Político del PLD, con su parafernalia institucional: JCE, TSE, TC, SCJ, CC y otras siglas ominosas a su servicio. Lo cierto es que el PRD, con sus virtudes y defectos, es la única de nuestras banderías tradicionales que no a tratado de dividir a sus opositores para vencer. No lo hizo Guzmán, ni Jorge Blanco, ni Peña Gómez, ni Hipólito Mejía, porque esa no ha sido su arma de lucha. |