No soy bonita. Hace años dejé de ser joven. No tengo bienes de fortuna, y porque no uso la empalagosa lengua de los áulicos no estoy en grupos dentro de mi partido. Nunca he dicho “soy de Fulano”, la esclavitud se quedó atrás con el Medioevo, mi único dueño es Dios, quien me creó.
Además enfrento al Neoliberalismo asumiendo la pertinencia de las ideologías, estudio la mía, El Socialismo Democrático, y la difundo educando.
Digo, lo saben mis lectores, lo que creo. Trato de vivir lo que pienso y lo que expreso.
Con estos perfiles, yo misma me asombro de haber tenido y conservar vigencia en el plano de lo público, en medio del modelo imperante de antivalores que rige la vida social y política dominicana: aquello de “tanto tienes, tanto vales”, no se ha aplicado en mi caso, como no sea para justipreciar los modestos saberes que voy acumulando.
La única explicación plausible es que inspiro confianza, porque soy COHERENTE. Conmigo, con mi historia personal, con mis compromisos.
Esa coherencia presidió la respuesta que dí a los periodistas asombrados ante la noticia de que Miguel Vargas me “canceló” de mi cargo de Secretaria Nacional de Educación y Doctrina.
Acto fallido, lo califiqué de inmediato, anudando mi reacción en la lógica de los razonamientos y posiciones, que sustento públicamente frente a la crisis de mi partido.
Creí, creo y digo que el Ingeniero Vargas cesó en julio como Presidente del PRD. Junto a él porque el artículo 17 del Estatuto establece la dirección COLEGIADA, cesaron los miembros de su gabinete, los Secretarios Nacionales, (yo incluida).
Como no se puede “cancelar” a quien no ocupa el puesto, y mucho menos hacerlo quien tampoco ostenta legitimidad en el suyo, califiqué esta decisión como acto fallido, aplicando la lógica. También avalan mi juicio la ética y los Estatutos.
Porque el único espacio válido para disponer una “cancelación” en el partido es el organismo competente, y eso, después de un juicio.
En el juicio al que a diario me someto cuando rezo, salgo bien parada. Creo haber cumplido cabalmente la responsabilidad de velar por la doctrina y orientar la formación política de los/as perredeístas. Además, ejerzo la función que me asigna el literal C del artículo 64 del estatuto, en cuanto a dar seguimiento, como “ministerio sombra”, a las acciones del gobierno en mi área, la educación. O sea, hago oposición, cosa que no puede hacer, por el nudo impuesto por aquellas corbatas azules, Miguel Vargas.
Me hubiera gustado que Miguel, mientras ejercía legalmente como Presidente, conociera la labor que con el auspicio del Instituto de Formación Política José Francisco Peña Gómez ha realizado el estupendo equipo de intelectuales perredeístas y sociocivilistas.
En los últimos tres años, formamos en Diplomado y Cursos 5,189 participantes, la mayoría jóvenes, ¡Hermosa cosecha!
Es lastimoso que Miguel Vargas no haya hablado nunca con estos muchachos/as que salen de estos cursos a debatir políticas públicas, a formular proyectos; que manejan con soltura conceptos fundamentales de la democracia social, el desarrollo humano sustentable; las nuevas interpretaciones de la institucionalidad y la gobernabilidad; defienden la descentralización-municipal con presupuestos participativos, y conocerán las trampas electorales.
¡Peña Gómez, yo sí puedo nombrarlo sin rubor, porque lo honro con coherencia, se llenaría la boca vibrante de elogios ante este trabajo conjunto de la Secretaria de Educación y Doctrina y el Instituto que lleva su nombre!
He cumplido, sin más recursos que la buena voluntad de los que dirigen el Instituto que me cobija, y de los facilitadores abnegados que me acompañan sin “rajarse” como algunos pocos han hecho, la misión de difundir el Socialismo Democrático y desarrollar la conciencia cívica ciudadana.
Peña Gómez me dejó esta encomienda, es un mandato que está por encima de cualesquiera decisiones espurias.
Ahora bien, como política que aplica coherentemente sus lecturas y experiencias, señaló que esta “destitución” es un acto fallido, sí; pero no improvisado. Forma parte de un plan que se concibió entre costosas sedas entrelazadas.
Construir una estrategia situacional que preserve al PRD del papel de clon remunerado que desempeña el Partido Reformista y exorcizar la dictadura de un partido único que no merecemos los que hemos luchado por la pluralidad, la inclusión y la libertad, es el reto que mi coherencia lanza a los que todavía pueden salvarnos: las bases del PRD, y los sectores de esta sociedad que están ya conociendo al “cojo sentado”.
Y Miguel, que sepa que aunque no joven, estoy viva. Sigo siendo miembra de organismos porque fui como él lo fue, presidente del PRD. Sobre todo, sé que va a disgustarle el anuncio: mantendré mi coherencia y continuaré EDUCANDO.