16 julio 2009
4
16
/07
/julio
/2009
19:54
Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen. Los “blogs” han logrado buscarle una vuelta apropiada a los ambientes en que la libertad de expresión es asfixiada o severamente limitada. No obstante ser una excelente vía de escape a la censura, su utilidad y su propia “libertad” han comenzado a peligrar. Los gobiernos se han dado cuenta de que, a través de la información que fluye por la red tanto mediante los chateos de cibernautas, los “blogs” de ciudadanos o entidades y las comunicaciones telefónicas, han quedado perforadas muchas de las murallas de silencio y restricción que imponían a la prensa o a los propios ciudadanos en el caso de sociedades cerradas o dirigidas por autócratas. Es así como, utilizando los softwares más avanzados, han diseminado innumerable cantidad de filtros para detectar aquellos textos que mencionan nombres o situaciones inconvenientes a las dictaduras o las autocracias modernas, haciendo un tanto difícil el ejercicio pleno de la libertad de expresión y de información. Una prueba palpable de hasta donde llega la restricción es el dato de que en el 2007 fueron encarcelados 63 cibernautas que se atrevieron a difundir, por la red, noticias, denuncias, primicias, datos confidenciales o comprometedores que ponían al desnudo la corrupción, la intolerancia o los abusos a los derechos humanos en aquellos países donde es mínima o nula la libertad de decir las cosas tal como se sienten o se piensan. Esto quiere decir que ya los objetivos del censor no son únicamente los periodistas y medios acreditados, sean estos radiales, televisivos o impresos. Antes, la medición de los grados de libertad de prensa o de falta de ella se hacia sobre la base de los atropellos, impedimentos o acciones directas, legales o no legales, contra los medios y los periodistas. Pero ahora hay que agregar a los cibernautas, aquellos que comunican un caudal extraordinario de información que muchas veces sirven de fuente primaria a los periódicos, la radio o la televisión para obtener o completar sus búsquedas informativas, y que incluso se juegan el pellejo y su libertad con esas trasmisiones prohibidas. En el 2007, el resultado del ejercicio periodístico en el mundo arrojó 86 periodistas muertos (16 de ellos en América Latina), 20 colaboradores muertos, 135 periodistas encarcelados, 7 colaboradores encarcelados y los 63 cibernautas enviados a prisión por sus informaciones, según la organización Periodistas sin Fronteras. El enorme poder que han tenido los “blogs” para evadir los controles del censor ha abierto, sin dudas, una avenida para la preservación de la libertad de expresión, pero debemos tener presente—y denunciarlo con todo vigor y de manera sistemática–que ya los intolerantes apelan a todas las formas para extender hasta la red su odiosa política de censura y de persecución. Aun con estos frenéticos espantos, no lograran sus propósitos. El mundo entró ya en una era de transparencia en la que nada oculto debe quedar bajo el sol, duélale a quien le duela. El autor es miembro de la Comisión contra la Impunidad de la Sociedad Interamericana de Prensa y del comité ejecutivo de la Organización Mundial de Periódicos (WAN). Compartir este post
/fdata%2F2646967%2Favatar-blog-1083831330-tmpphpo0v7RU.gif){kind=avatar}